El cochinero de (algunos de) los independientes

Este texto es una colaboración para Nexos y Oraculus.

Margarita Zavala, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, y Armando Ríos Piter, “El Jaguar”, están sorprendidos, enojados y hasta indignados por los resultados de la auditoría que el Instituto Nacional Electoral (INE) realizó a cada uno de los 3.3 millones de apoyos ciudadanos que ellos recabaron y que preliminarmente habían sido encontrados en la Lista Nominal.1

Es curioso. Antes de la auditoría los tres aspirantes a candidato independiente (c.i.) ya sabían que entre el 30% y el 40% de los más de 1.5 millones de apoyos ciudadanos que cada uno envió al INE habían sido descartados por la autoridad electoral.2 A pesar de su enorme significado, hasta ese momento estas cifras no despertaron mayor interés o indignación entre los aspirantes ni en la opinión pública. Parecía como si los tres se dieran por satisfechos con alcanzar preliminarmente el umbral de firmas que necesitaban, haiga sido como haiga sido.

Todo cambió el 16 de marzo pasado, cuando el INE anunció que de acuerdo con los resultados de su auditoría: (i) El porcentaje de firmas válidas de los tres aspirantes oscilaba entre 14% (Ríos Piter) y 55% (Zavala); (ii) Rodríguez Calderón y Ríos Piter no tenían las 866,593 firmas válidas necesarias para estar en la boleta presidencial; y, (iii) Los tres aspirantes tenían un enorme número de firmas respaldadas con credenciales de elector simuladas y/o fotocopias.

De forma previsible, en cuanto concluyó la conferencia de prensa en la que se presentaron estos resultados3 los tres aspirantes iniciaron una campaña mediática para tratar de controlar los daños y, en el caso de Rodríguez Calderón y Ríos Piter, procurar revertir su suerte.

Desde entonces, los aspirantes y sus equipos han expuesto diversos argumentos para defender su causa. Algunos de ellos coinciden y otros son particulares a la situación que cada uno enfrenta. En este espacio me concentro en tres que me parece particularmente importante discutir. Los dos primeros son argumentos compartidos por los tres aspirantes. El último es particular a Zavala.

El INE dijo que nuestras firmas ya eran válidas

Ríos Piter (0’32’’), Rodríguez Calderón (19’05’’) y Fernanda Caso (párrafos 15, 16 y 36) –representante de Zavala ante el INE– han planteado este argumento de forma explícita. La acusación es muy seria. Implica que la autoridad electoral le mintió a todos los aspirantes, o bien, que se desdijo después de comunicarles algo durante meses.

Ante la gravedad de la acusación, uno esperaría que los aspirantes o sus voceros sustentaran sus dichos con documentos oficiales. Hasta el momento no lo han hecho y esto mina severamente la credibilidad de su argumento. Particularmente porque los documentos que sí son públicos muestran exáctamente lo contrario: durante todo el proceso de recolección de firmas, el INE avisó a los aspirantes y sus equipos que toda la información que publicaba, incluyendo la de apoyos ciudadanos encontrados en la Lista Nominal, era preliminar.

El Instituto hizo esto en reiteradas ocasiones a través de distintos canales. Aquí enumero tres de los ejemplos que encontré en la página web del INE.

Primero, la página 26 del Manual de usuario del portal web al que tuvieron acceso todos los aspirantes a c.i. y donde podían revisar el número y estatus de los apoyos ciudadanos recabados por sus auxiliares, incluye la siguiente captura de pantalla.

En ella, el recuadro superior derecho corresponde a la sección donde los aspirantes podrían ver el avance en el estatus de sus firmas. En la parte baja de este recuadro hay una leyenda en rojo que dice “Nota: La información presentada es de carácter informativo por lo que no deberá considerarse como definitiva. Al concluir el periodo de Captación de Apoyo Ciudadano se realizará una verificación del total de la información”.

De acuerdo con dos aspirantes a c.i. que consulte personalmente, la misma leyenda aparecía en el portal que ellos -como la gran mayoría del resto de los aspirantes– consultaron cotidianamente.

Segundo, casi desde el comienzo del proceso el INE publicó diariamente un reporte del avance de las firmas recabadas por cada uno de los aspirantes a c.i. A partir del reporte del 4 de noviembre de 2017 el Instituto incluyó en cada hoja del archivo una leyenda que decía “La información presentada en este reporte es preliminar”.4

Tercero, el 31 de enero de 2018 se presentó ante el Consejo General del INE el “Segundo Informe Mensual sobre el avance en la obtención del apoyo ciudadano de las y los aspirantes a una candidatura independiente en el Proceso Electoral Federal 2017-2018”. Los primeros dos párrafos de la página 16 de este informe dicen lo siguiente:

Frente a este cúmulo de evidencia caben al menos dos posibilidades. O los aspirantes y sus voceros no leían con cuidado lo que el INE publicaba, o nos están mintiendo descaradamente. Queda en ellos mostrarnos algún documento oficial que descarte la segunda posibilidad.

La app y el sistema del INE tiene fallas o no funcionan

Otro de los argumentos en los que coinciden los aspirantes o sus voceros (Rodríguez Calderón, 18’39’’; Ríos Piter, 23’25’’; y Caso, párrafos 18, 19 y 28) es que la app y/o el sistema del INE no funciona o tiene fallas severas. Cada aspirante enfatiza cosas diferentes.

Caso, por ejemplo, retoma el argumento planteado hace meses por varios aspirantes: “La aplicación tenía muchas fallas, entre ellas, que no funcionaba en los celulares de gama baja o más económicos.” Toda aplicación requiere que el sistema operativo y la memoria de un dispositivo cumpla con ciertas características para poder funcionar. Mientras más sofisticada la aplicación –y la del INE necesitaba serlo para poder capturar, encriptar y enviar texto e imágenes– mayores los requerimientos que demanda de los dispositivos móviles.

Puede y debe discutirse si los requerimientos de sistema de la app del INE dificultaron que un importante sector de la población pudiera ayudar, si así lo quería, a un aspirante.5 Pero esto no implica que la app haya fallado técnicamente. La diferencia no es menor.

Caso también plantea que “el lector automático [de la app] no era tan preciso como lo habíamos todos supuesto. Captaba los datos de una credencial legítima igual que los de algunas fotocopias y los de falsificaciones. No hacía distinciones, no leía absolutamente ninguna de las marcas de seguridad con que cuentan las ejemplares credenciales de elector mexicanas. Ninguna. De tal forma que muchas credenciales superaban la primera prueba y pasaban por el sistema como ‘válidas’ sin ser revisadas en el camino por ningún ser humano”.

Caso también plantea que “el lector automático [de la app] no era tan preciso como lo habíamos todos supuesto. Captaba los datos de una credencial legítima igual que los de algunas fotocopias y los de falsificaciones. No hacía distinciones, no leía absolutamente ninguna de las marcas de seguridad con que cuentan las ejemplares credenciales de elector mexicanas. Ninguna. De tal forma que muchas credenciales superaban la primera prueba y pasaban por el sistema como ‘válidas’ sin ser revisadas en el camino por ningún ser humano”.

Rodríguez Calderón planteó algo similar en una reciente entrevista con Fernanda Tapia (21’30’’): “Yo creo que el INE hizo una aplicación que no funciona. ¿Cómo puede esa aplicación recibir lo que no sirve, si se hizo precisamente para que la aplicación fuera el filtro de que solamente llegaran al INE aquellas que son auténticas?”

Tanto Caso como Rodríguez Calderón parecen no haber leído los Lineamientos que guiaron todo el proceso de recabación y verificación de firmas. Este documento menciona explícitamente que la app no fue diseñada para distinguir entre credenciales legítimas, simuladas y fotocopias, sino para capturar imágenes y procesar texto6 a partir de las mismas (pag. 9, numeral 24). También menciona que la verificación de la “situación registral” de los apoyos ciudadanos recibidos –es decir, si están o no en la Lista Nominal y cumplen con otros requisitos– se llevaría a cabo posteriormente, una vez que los datos llegaran a los servidores del INE (pag. 10, numerales 35 y 36).7 Para que la app hiciera lo que Caso y Rodríguez Calderón equivocadamente supone que hacía, los requerimiento técnicos de los dispositivos móviles tendrían que haber sido mucho más elevados de lo que ya son. Esto hubiera provocado que menos personas pudieran auxiliarlos recabando firmas.

Muchos aspirantes a c.i. pensaron que esta característica de la app –que captura imágenes y procesa texto, pero no distingue entre credenciales de elector reales, simuladas y fotocopias– era una debilidad en el sistema que podían aprovechar fotografiando credenciales de elector simuladas o fotocopias. Supongo que consideraron poco factible que el INE pudiera revisar las fotografías de los millones de apoyos ciudadanos enviados por los cientos de aspirantes y sus auxiliares. Ahora sabemos que se equivocaron.

Por su parte, Ríos Piter ha cuestionado el funcionamiento de la app y el del sistema en su conjunto. Sin presentar evidencias, Ríos Piter ha argumentado que el sistema fue vulnerado por intereses políticos. También ha revivido un debate de noviembre de 2017 para cuestionar el que el Instituto haya contratado a Grupo Tecno para desarrollar la app (ver, por ejemplo, esta entrevista con Fernanda Familiar). Aquí está la respuesta que en ese entonces emitió el INE.

Lo radical –disparatado, dirían algunos– del argumento de Ríos Piter parece ser un reflejo de que ésta es una de las pocas alternativas que le quedan. Ante la difícil tarea de demostrar con evidencias que 811,969 de sus apoyos no fueron respaldados con credenciales de elector simuladas, como argumenta el INE, lo que ahora intenta es descalificar el proceso en su conjunto.

Es significativo que tanto Zavala, como Rodríguez Calderón y Ríos Piter cuestionen el funcionamiento de la app y el sistema del INE después de conocer los resultados de la auditoría. Esto implica que, más allá de sus comprensibles quejas respecto a que la aplicación no funcionaba en dispositivos móviles de gama baja y media, durante 127 días los tres aspirantes y sus equipos no vieron anomalía alguna ni en el ritmo con el sistema reportaba el crecimiento de sus apoyos recabados, ni en la distribución geográfica de los mismos.

En el caso particular de Ríos Piter, implica también que si sus auxiliares respaldaron con credenciales de elector reales los más de 811 mil apoyos ciudadanos que el INE califica como “simulaciones”, durante la auditoría de sus firmas uno o más funcionarios del Instituto tuvieron que reemplazar la fotografía que respaldaba cada una de estas firmas. Y al hacerlo tuvieron que haber puesto muchísima atención para que todos los datos registrados cuando se envió originalmente cada apoyo ciudadano coincidieran con los datos que ahora aparecen en las fotografías de las credenciales de elector simuladas.

De este tamaño es la acusación que está haciendo Ríos Piter al INE. De ese tamaño es el reto que tiene para demostrar que es cierta.

El sistema del INE nos impedía controlar lo que nuestros auxiliares hacían

Al describir el proceso para dar de alta a los auxiliares que ayudaron a Zavala a recolectar firmas, Caso argumenta que “Una vez que se registraba el auxiliar, el candidato perdía absoluto control sobre la comunicación entre el INE y el recién registrado así como sobre las firmas que el auxiliar subía al sistema. El INE le enviaba directamente un correo electrónico al auxiliar con sus claves de acceso y el auxiliar, con esto, podía empezar a recabar apoyo”. Más adelante plantea que “Si el INE nos decía que un auxiliar estaba haciendo trampa, lo dábamos de baja; si nos decía que lo estaba haciendo bien, le creíamos”.

Puesto de esta forma, parecería que era responsabilidad del INE monitorear a los auxiliares de cada aspirante e informar a estos últimos si detectaba alguna irregularidad en el trabajo de los primeros. Parecería también que los aspirantes no tenían forma de controlar lo que hacían sus auxiliares y, por lo tanto, que era muy difícil que impidieran que algunos de ellos recabaran apoyos ciudadanos respaldándolos con credenciales de elector simuladas y/o fotocopias.

Lo cierto, sin embargo, es que ni los aspirantes a c.i. perdían “absoluto control […] sobre las firmas que el auxiliar subía al sistema”, ni era responsabilidad del INE monitorear el trabajo de los auxiliares de cada aspirante, ni era un resultado inevitable que muchos auxiliares respaldaran apoyos ciudadanos de forma ilegal.

Existen muchos ejemplos de esto, pero quizá dos de los más notorios son lo de los equipos de trabajo de María de Jesús Patricio Martínez, “Marichuy” y el de Pedro Kumamoto y el resto de los aspirantes a c.i. que forman parte de Wikipolítica. En todos estos casos los aspirantes capacitaron y mantuvieron una comunicación constante con sus auxiliares. Y los resultados ilustran esta diferencia.

Mientras que el porcentaje de firmas válidas de Zavala es de apenas 55% (y 212,198 de sus apoyos ciudadanos fueron respaldados con fotocopias), los de Kumamoto y “Marichuy” fueron de 94.5% y 95.4%, respectivamente. Más aún, de los 48 aspirantes a c.i. que hasta ahora han logrado comprobar 100% o más de las firmas válidas que necesitaban para estar en la boleta,8 29 tuvieron 80% o más de firmas válidas respecto al total que recabaron, y 14 registraron niveles por encima del 90%.

Zavala y sus voceros han tratado de minimizar estas diferencias, pero lo cierto es que representan una muy mala carta de presentación para alguien que se plantea como una alternativa a la política partidista y quién quiere encabezar un proceso de “disrupción política”.

Zavala, Rodríguez Calderón y Ríos Piter están sorprendidos, enojados y hasta indignados por los resultados de la auditoría del INE. Toda la evidencia disponible sugiere que más bien deberían sentirse avergonzados.


  1. Zavala, Rodríguez Calderón y Ríos Piter fueron los únicos aspirantes a este tipo de candidatura que consiguieron: (i) recabar 866,593 o más apoyos ciudadanos y que estos estuvieran en la Lista Nominal; y, (ii) cumplir con el requisito de la distribución geográfica de las firmas recopiladas.

  2. De acuerdo con el INE, estos apoyos ciudadanos fueron descartados por varios motivos, incluyendo el que las firmas fueran duplicados de apoyos ya reportados por el mismo aspirante; el que los datos del ciudadano fueran encontrados en el Padrón Electoral pero no en la Lista Nominal; que los datos correspondieran a los de un ciudadano que fue dado de baja del Registro Federal de Electores; que no se encontraran en la Lista Nominal los datos del ciudadano que presuntamente ofreció su voto e inconsistencias de diversa índole.

  3. Ríos Piter parece haber comenzado un día antes, el 15 de marzo, a raíz de la columna que Carlos Loret de Mola publicó ese día y que Felipe Calderón compartió en Twitter. Al principio, Ríos Piter centró su argumentación en que la presunta filtración de información por parte del INE volvió inequitativo el proceso. Conforme pasaron los días su argumento ha ido mutando. Hoy se centra en las supuestas fallas de la app y el sistema que utilizó el INE para todo el proceso.

  4. A partir del reporte del 11 de diciembre de 2017 el INE incluyó una columna en la que informaba cuántos de los apoyos ciudadanos recabados por cada aspirante habían sido encontrados en la Lista Nominal. El nombre de esta columna siempre fue “Apoyos encontrados en Lista Nominal (preliminar)”.

  5. Quienes plantean que esto es así, no consideran que la alternativa es todavía más compleja. Como he propuesto en otros espacios, si se siguiera el mismo procedimiento que en 2015, esto implicaría que cada aspirante (i) tendría que imprimir con sus recursos los formatos para registrar manualmente los datos de los ciudadanos que desean apoyarlo, y (ii) tendría que acompañar cada uno de estos formatos con una fotocopia de la credencial de elector del respectivo ciudadano. Esta alternativa hubiera sido particularmente cara y compleja en términos logísticos (p. ej., poder fotocopiar las credenciales de elector en comunidades remotas) para los aspirantes a una candidatura independiente presidencial, quienes tienen que recabar más de 866 mil firmas en al menos 17 entidades del país.

  6. En particular, la app detectaba el nombre del elector, su clave de elector y el código de la credencial.

  7. El INE sí distinguió entre credenciales de elector reales, simuladas y fotocopias, pero lo hizo en la etapa de auditoría. Vale la pena notar que el INE contempla hacer una auditoría de todos los apoyos ciudadanos enviados antes de que termine el 2018.

  8. Uno de estos aspirantes no estará en la boleta a diputado federal porque, a pesar de contar con las firmas necesarias, no presentó su informe de ingresos y gastos.

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