100 días: así habló López Obrador

Este texto es una colaboración que escribí junto con Carlos Bravo para Reforma.

Andrés Manuel López Obrador no ha sido un presidente austero en el uso de la palabra. En los 95 días transcurridos entre el 1 de diciembre de 2018 y el 5 de marzo de 2019 (día en el que escribimos este texto), ha pronunciado 76 discursos. Si consideramos únicamente sus días laborales –de lunes a sábado– ha pronunciado 0.95 discursos por jornada. Casi uno por día. En ese sentido, se ubica por debajo de Felipe Calderón, quien pronunció 1.23 discursos por jornada laboral en el mismo periodo (fue imposible incluir a Enrique Peña Nieto en este ejercicio pues no existe un repositorio con la información necesaria para hacer la comparación y las ligas en donde se encontraban sus discursos en el portal gob.mx/presidencia ya no funcionan).

Pero a esa actividad discursiva de López Obrador hay que añadirle las más de 60 conferencias matutinas que ha dado en Palacio Nacional, mismas que duran por lo menos una hora. Cabe distinguir, sin embargo, que en ellas el presidente se ha dedicado a hablar de muy diversos asuntos de la agenda pública del día y a contestar preguntas sobre cualquier cantidad de temas. En los discursos, en cambio, su repertorio temático ha estado más enfocado en diferenciarse de administraciones anteriores, dar a conocer los programas de su gobierno y, sobre todo, hablar de dinero. Las “mañaneras” han sido para atender las coyunturas; los discursos, para comunicar sus políticas. Por esa razón, en este análisis nos concentramos solo en los segundos.

En sus discursos, el presidente López Obrador ha dicho 196,531 palabras, lo que equivale a un promedio de 2,586 palabras en cada uno. Como puntos de referencia, la versión en inglés del Nuevo Testamento tiene aproximadamente 185 mil palabras; la Constitución mexicana vigente, sin contar transitorios, poco más de 73 mil. El discurso en el que AMLO pronunció más palabras (6,118) fue el de su toma de protesta en la Cámara de Diputados. El más corto fue el que emitió en la ceremonia de aniversario de la Marcha de la Lealtad, en el Castillo de Chapultepec, con apenas 209.

La nube I presenta las 100 palabras más utilizadas por López Obrador en sus discursos, eliminando las que se conocen como stopwords o “palabras vacías”. La intensidad del rojo y el tamaño de cada palabra es proporcional a la frecuencia con que fue utilizada por el presidente. Las siete palabras más mencionadas (más de 700 veces cada una) se agrupan en tres elementos gramaticales: una acción (“va”, “vamos” o “va”), un objeto (“mil” o “pesos”) y un recipiente (“pueblo” o “México”), con un sujeto implícito que sería López Obrador o el gobierno.

La nube II presenta los cien pares de palabras (bigramas) más recurrentes en los discursos del presidente. En este segundo caso resulta significativo que muchos de los pares de palabras se refieren a montos. Por ejemplo, López Obrador ha utilizado el bigrama “mil millones” 258 veces, en 58 de los 76 discursos que ha pronunciado, y en 55 de estos al bigrama “mil millones” le siguieron las palabras “de pesos”. Asimismo, el presidente mencionó el bigrama “mil 600” un total de 177 veces, en 50 discursos, y en todas las ocasiones estos dos términos fueron seguidos por un tercero: “pesos”.

Las constantes referencias a cifras tienden a repetirse en función de tres patrones generales.

El primero es denunciar presuntos dispendios (“se destinaban 5 mil millones de pesos nada más para el pago de la atención de servicios médicos a los altos funcionarios públicos”) o actos de corrupción de gobiernos previos (“¿saben […] cuánto es el presupuesto del gobierno para la compra de la medicina? 4 mil millones de dólares al año. Y en los centros de salud no hay ni un mejoral, porque se roban hasta el dinero de la medicina”).

El segundo consiste en ejemplificar los cambios que está llevando a cabo, ya sea hablando de recortes o economías (“¿cuánto nos vamos a ahorrar [por el combate al robo de combustible]? […] por lo bajo, 50 mil millones de pesos. Entonces, ¿deja o no deja combatir a la corrupción?) o del presupuesto asignado para política social (“ya tenemos autorizado para este año 44 mil millones de pesos para ese programa [Jóvenes Construyendo el Futuro] y el propósito es llegar a 2 millones 600 mil jóvenes.”).

El tercero, por último, es precisar las cantidades que recibirán individualmente los beneficiarios del gasto social (“los que estudian primaria, secundaria, de familias pobres, van a tener su beca, mil 600 pesos cada dos meses”; “el [joven] que no tenga trabajo, se le va a contratar […] va a ganar, para empezar, 3 mil 600 pesos mensuales”).

La relativa claridad del mensaje político que el presidente ha querido transmitir con sus discursos de estos primeros 100 días de gobierno contrasta con el desorden informativo que ha prevalecido en sus conferencias matutinas. Quizás las “mañaneras” son más ruido pero en los discursos está la nuez.

Liga al repositorio con datos, gráficas y código.


Gráficas no incluidas en el artículo de Reforma

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